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Travesía, hibridaciones del jazz colombiano

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Álvaro González Villamarín

Más conocido como «el profe». Director de Radiónica y conductor del programa La Clase. Es un fanático declarado de la literatura, el cine y la música,. Jurado de Rock Al Parque en 3 ediciones del festival y un referente obligatorio en cuanto al auge de géneros musicales, alternativos y tradicionales se refiere.

Juan Carlos Garay

Es un periodista cultural, escritor y traductor. Toda su obra gira alrededor del tema de la música, que aborda desde la investigación pero también desde la ficción. Como periodista ha desarrollado una labor de difusión musical a través de distintas emisoras de radio como Javeriana Estéreo en la década de los 90 y Radio Nacional de Colombia en los últimos 12 años.  Sus programas de Jazz y artículos sobre el género son todo un referente para el periodismo cultural.

Jaime Andrés Monsalve

Ha sido redactor de las secciones Bogotá y Cultura de El Espectador, jefe de Redacción y editor internacional de la revista SoHo, comentarista musical de la revista Cromos. Actualmente se desempeña como jefe musical de Radio Nacional de Colombia, dónde ha llevado las riendas de programas con contenido latino ( como salsa, son cubano, tango y vallenato) además de estos ritmos, ha sido un ávido escucha, investigador y escritor sobre el Jazz; desde sus formas más tradicionales hasta nuevas mixturas los géneros ya mencionados.

En diálogo con 3 de los más destacados periodistas y gestores culturales, este producto sonoro aterriza distintos discursos en torno al Jazz como música autóctona, como producto fruto de diversas texturas foráneas como la música africana, las diversas prácticas artísticas surgidas en torno a la música tales como la danza. La educación de públicos en torno al Jazz y los distintos festivales que hay en el país, todo esto de boca de expertos para dar a entender este género no como una vertiente de nicho o de públicos intelectuales, sino como un espectro agradable al sonido y sobre todo: lleno de sorpresas.

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La Perseguidora

“Todo lo cual a mí me parecía tener una analogía muy tentadora de establecer con el surrealismo. El jazz me daba a mí el equivalente surrealista en la música, esa música que no necesitaba una partitura”.

Julio Cortázar

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La Perseguidora

“Todo lo cual a mí me parecía tener una analogía muy tentadora de establecer con el surrealismo. El jazz me daba a mí el equivalente surrealista en la música, esa música que no necesitaba una partitura”.

Julio Cortázar

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La Perseguidora

“Todo lo cual a mí me parecía tener una analogía muy tentadora de establecer con el surrealismo. El jazz me daba a mí el equivalente surrealista en la música, esa música que no necesitaba una partitura”.

Julio Cortázar

La Perseguidora

“Todo lo cual a mí me parecía tener una analogía muy tentadora de establecer con el surrealismo. El jazz me daba a mí el equivalente surrealista en la música, esa música que no necesitaba una partitura”.

Julio Cortázar

Ocurrió el 7 de junio de 1993. María Eugenia daba luz a su tercera hija; esta dramaturga y actriz entregaba un reconocimiento oficial por toda su carrera a su hija y convocó a su familia, compuesta principalmente de músicos y artistas. En su casa del barrio Santa Ana escuchó a Miles Davis, ajena a toda colombianidad: pantalones negros de cuero, camiseta blanca, chaqueta de tela rosada con un moderno estampado en el frente. Cualquier otra persona habría pasado inadvertida en una ciudad donde abundan los estereotipos; ella estaba por encima de semejantes consideraciones.

No todas las personas eran conscientes de sus privilegios. Una incordiante dama de la buena sociedad de Bogotá se encaró con el pianista Oscar Acevedo y le preguntó malévolamente qué méritos tenía para estar allí. Acevedo fue a la yugular: "Bueno, el rumbo de la música ha cambiado más de 10 veces. Ahora, dígame, ¿qué ha hecho usted de importante, además de saber tocar un instrumento?".

Acevedo no exageraba, aunque un erudito le podría reprochar que alguno de esos "cambios" no necesariamente fue positivo. Pero nadie le discutiría la belleza discreta de Kind of blue, el disco que incentivó sus estudios en música. Un disco que inauguraba lo que ella llama ‘jazz modal’, improvisaciones sobre escalas en vez de acordes. Una reunión de gigantes, contaba con el ya mencionado pianista Óscar Acevedo y el guitarrista Diego Latorre, una tormenta de éxtasis se desprendió sobre sus orejas, sus uñas se arrastraron sobre sus pantalones mientras las notas erizaban su piel y ruborizaban sus pómulos.

Desde entonces, Kind of blue no ha dejado de sorprenderla, dibujando en su mente un efecto angular. Varias generaciones de músicos, desde Antonio Arnedo a Sistema Solar, lo han incorporado a su lenguaje. Más que un gran disco de jazz, Kind of blue es EL disco de jazz: la esencia de tonalidades evasivas y cambiantes. Funciona como contraseña para entrar en la secta de someliers del placer; “existen melómanos, pero los críticos del Jazz son sibaritas del sonido” un lugar de la música donde esta unión de instrumentos de viento, cuerdas y teclados supone estar diez peldaños más arriba de alguna otra idea en la música, algún melómano, crítico o periodista se opondría a esta suposición; Álvaro González Villamarín, director de la emisora Radiónica dice que: “algunos artistas tienen un reconocimiento regional y local pero no han crecido porque se quedaron en una zona de confort no obstante en el Jazz es difícil encontrar este lugar común”. Podríamos concluir que el Jazz ha abusado de su carácter icónico, ese género que en ocasiones es visto en sobre un alto pedestal, con una atmósfera abstracta “somos superiores por oír Jazz, así como también soy afortunada por oír a algún reggaetonero” me dice entre risas. Ella me cuenta cómo en Novia Fugitiva, Julia Roberts le regala un vinilo a Richard Gere, como si ella quisiera devolverle el favor por la educación mundana, el Jazz es esa bendición caída del cielo; tal como cuando ella sintoniza Javeriana Estéreo y las notas de Louis Armstrong salen por los altavoces de su radio. A lo mejor, si ella algún día decide unirse en matrimonio con su Richard Gere, podría hacer eco a este aire de humildad para los sibaritas del sonido.

 

 

 

 

 

 

Tuvo una relación de unos meses hace 3 años, hasta hace poco parece haber superado el sabor a infierno que le dejó algo parecido a un corazón roto. Mientras tanto, se unió al equipo de grabación de la orquesta filarmónica, los mestizajes de aquellos conciertos le traen malos recuerdos, ahora el Jazz se escucha a fortaleza.

Semejante fenómeno merecía todo un libro, entre risas ella dice que algún día lo va a publicar. La mujer indaga de forma casi detectivesca sobre lo que ocurrió durante aquellos 3 años en que aquello con que soñaba mientras iba a sus clases de producción se cristalizó hasta cubrir su realidad. Problema: tiene mala memoria y dice no poder darme una buena entrevista para una correcta escritura de este texto. Se queda en silencio un rato, pero sin una perspectiva racional, para ella, inicialmente, el Jazz consistía solo en grabar, en sentarse y resistir. Entre los misterios a resolver queda ese. ¿Pueden tales delirios sonoros derivar de sesiones improvisadas? ¿está justificado que un músico firme dicha grabación como compositor único?

A lo primero, ella dice que sí, que todas sus grabaciones fueron una creación del momento, “Una cristalización de la inspiración”. Óscar Acevedo podía llevar meses masticando un movimiento en particular, aún así sigue llamándose improvisar. Además, varios de los miembros de la filarmónica tenían madera de líderes y convenía ensalzar su ejecución mediante su destreza en la consola. Eso exigía pasmosa seguridad por parte de ella, recién se dio su ruptura para ella esto era un imposible: en 2017 se entraba a grabar como si se acudiera a la misa los domingos y se asumía que todos iban correctamente preparados. Es creyente pero no practicante, a veces, lo mismo pasaba con los miembros de la Orquesta.

Como revelan todas nuestras conversaciones, ella pisó con cautela  y con suma precaución un terreno desconocido.  Mostraba los rudimentos de cada pieza y se lanzaba a volar. Como cómplices los pianistas, los clarinetistas, por naturaleza y circunstancias, fueron solidarios y receptivos al momento de modular una atmósfera. Oscar Acevedo la riñó argumentando convincentemente que él llegó con partes y creces a un canon definitivo dentro del Jazz en Colombia. Pero en 2018 Acevedo aceptó que la estrella de una sesión se atribuyera la autoría exclusiva de temas que se elaboraban bajo sus órdenes.

Y la estrella eran todos. Sobrevivientes; alardeaban el no haber probado una sola droga en su vida, testimonio que destrozaría a la tradición autodestructiva del rock n’ roll y a tantos kamikazes de la escena alternativa. Intimidante, a pesar de todo: un músico alguna vez le juró haberse dañado las cuerdas vocales practicando para un concierto. Ella no respetaba a esa especie e ignoraba sus exigencias, podía actuar tras el público donde nadie la viera, a una ingeniera de sonido nadie la espera, nadie la nota. Solía marcharse de los recintos sin despedirse mientras la orquesta departía un vino junto con parte del público en el salón social.

El Jazz encajaba en su perfil de como ella misma lo llama: “un sibarita sensual”. El mismo título exhibía una naturalidad coloquial, sugería que le preguntaron de qué iba el disco y él respondió que, bueno, que sonaba "como... triste". Después, algunos de sus compañeros de trabajo alegarían motivos más espirituales: que "pretendía revivir el alma fantasmal de un coro gospel" que escucharon una noche en un campo abierto de un lugar cuyo nombre nadie le quiso develar.

En los mestizajes de la filarmónica no se encuentran las tonalidades de Broadway que se tornaban filigranas en manos de Oscar Acevedo, domina parte del clima blues, aunque realmente sólo dos temas cumplen sus esquemas. En busca de resonancias extra, se ha sugerido que blue (para ella el azul) también insinúa aquí connotaciones frías y cálidas al mismo tiempo, esta dualidad es la mejor forma de ser honesta al momento de grabar Jazz. Nadie se escandalizará si recordamos que su trabajo fue fundamental en todas las grabaciones, ella fue accesorio indispensable para el estilo de vida que entonces preconizaba algo parecido a un hipster.

Para ella un LP como el Kind of blue pertenece a la era de lo orgánico: hasta poco antes, los jazzmen estaban constreñidos por la duración de capas intelectuales y alejadas de lo cotidiano, lo que suponía destilar temas como política, religión y alejar el deporte y cotilleos. Esas convenciones todavía se respetaban cuando pudieron usar el soporte en lugares como bares. Pero no ella, ella conserva piezas que se acercan a los 6, 10 o 12 minutos; nacen, crecen y terminan sin prisas.

Organiza su presupuesto con economía. Como líder, no se deja intimidar por gente con más recursos técnicos o mayor gama expresiva; sabe lo que quiere sacar de sus asalariados, a quienes paga generosamente. Aunque ciertos artistas  competitivos desprecian las mieles del talento. Igual algunos tienen un lirismo tan efectivo como su sentido del drama; finalmente, eso puede ser el Jazz en su todo su esplendor.

Además, un incidente le reveló dolorosamente el escaso respeto del que gozaba un productor o ingeniero de sonido, incluso con una carrera medianamente reputada como es el caso de su amiga Maria Elisa Ayerbe, en una ciudad supuestamente liberal como Bogotá. Tal vez por eso María vive en Miami, nuestra protagonista nunca ha vivido en un lugar distinto a Bogotá. En segundos, la conversación derivó en una discusión de quién es el mejor ‘Jazzero’ capitalino. Un segundo comentario lo resolvió atizándole con que acá nadie es tan bueno como los norteamericanos. De no haber contado con sus amigos como testigos y con el respaldo de todos sus amigos la carrera, el anonimato pudo haber sido el castigo de Verónica León.

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CRÓNICA
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“Hemos podido ratificar que Colombia es un país cien por ciento musical” 

Entrevista con la secretaria del distrito Jazz en Colombia, además de ser una de las gestora culturales más importantes del país en materia de programación artística de festivales  en este género musical.

 

Por: Juan Felipe Gómez chavarriga

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A la derecha, Beatriz Monsalve en el Festival Ajazzgo en la ciudad de Cali, a la izquierda su esposo, el artista y gestor del mismo festival, Diego Pombo. En el medio, Mike Stern, guitarrista y músico de sesión de Miles Davis, Jaco Pastorius, etc.

Beatriz Monsalve junto a su esposo, Diego Pombo.

¿Cómo define el público del jazz en Colombia?

BM: Es un público maravilloso, es lo que nos ha ido mostrando este ejercicio durante tantos años. Hemos podido ratificar que Colombia es un país cien por ciento musical, cada región se ha caracterizado con el tema del vallenato, la salsa, el tango, el rock, o la música del pacífico, y el público es tan variado como las propuestas que se presentan. Tenemos todas las edades, hay espectáculos de carácter familiar con grupos de familias que se van toda la tarde a presenciar conciertos al aire libre, con niños de brazos hasta ancianos, también hay público de todas las razas y clases sociales, algunos van a los espacios abiertos, y los que tienen un poquito más de dinero van a los espacios cerrados y pagan su boleto exclusivo.

 

¿Cuáles son los principales obstáculos dentro de esta escena?

BM: Hemos encontrado una dificultad muy grande que ha sido la falta de apoyo dentro de Colombia para la circulación de los artistas nacionales, así que se podría desdibujar un poco este ejercicio de intercambio si no se crean rápidamente unas estrategias que permitan la circulación de los grupos nacionales. El Ministerio de Cultura ha sacado una convocatoria atendiendo estas necesidades no solamente en el área de la música, si no en todas las áreas artísticas, estableció un programa que se llama Programa de Circulación, en donde algunos artistas envían sus invitaciones al Ministerio y este las evalúa y les financia sus tiquetes. En hora buena damos la bienvenida a este programa. También estamos muy escasos de buenos escenarios: seguros, bien equipados, con plataformas administrativas y logísticas acortes a las necesidades de cada espectáculo.

 

Para terminar, ¿Es viable organizar un festivales de jazz?

BM: Sí. Por todos estos puntos que hemos hablado son cien por ciento sostenibles. Más que decirlo es ver la trayectoria y la permanencia de ellos en el tiempo, y el ejercicio de ir haciendo nuevos festivales también es muy significativo. Estos son unos festivales que se autosostienen, que a pesar de estar muchos de ellos liderados por artistas, estos también se han convertido en gestores culturales que cada año dejan al lado sus proyectos artísticos personales de creación para salir a hacer esta gestión, y ser garantes de la realización de cada festival en cada ciudad. Cada director está convencido de la importancia de lo que se está dando, de lo que se está haciendo como circuito, de lo que se está haciendo en cada ciudad. El ejercicio nos permite también darnos cuenta de que somos muy necesarios el uno para el otro, que de no existir el circuito y estar en fechas diferentes bajaría significativamente el nivel de calidad de las propuestas que se presentan, se limitaría muchísimo más el tema de la circulación de agrupaciones nacionales, y sería mucho más difícil para todos. Así que rotundamente sí son sostenibles, y esperamos que lo sigan siendo, y esperamos que la empresa privada crea mucho más en la importancia y reconozca y cree conciencia de la importancia de aportar e invertir en cultura, invertir en el desarrollo cultural de cada ciudad, y en este caso, en el desarrollo cultural de Colombia.

CÓMO NACE

Esta mujer, caleña y llevando tras de sí una vida de dedicación y devoción a las artes musicales, ha gestado un canon en el circuito de festivales del Jazz en Colombia, tras ella se han forjado próceres como el Ajazzgo en la ciudad de Cali o el Barranquijazz en la capital del Atlántico. Su conocimiento sobre la gestión de tal género ha sentado un precedente a partir del cual no solamente se han fortalecido las academias y escuelas artísticas sino el intercambio internacional de artistas dónde, por ejemplo, se ha dado lugar a la presentación de un artista de la talla de Joe Lovano en el país.

 

Beatriz Monsalve, gestora cultural y programadora artística de varios festivales dedicados a este género, respondió las siguientes preguntas con el objetivo de enzalzar y dar a conocer la escena Jazz en el país.

 

¿Cuál es el sistema de trabajo en el interior del circuito de Jazz?

Beatriz Monsalve: Hay una serie de líneas de trabajo bien importantes que tienen que ver no solamente con lo artístico, si no con lo pedagógico, y además de esto, un acompañamiento de publicaciones importantes sobre el jazz y sobre las nuevas músicas, no solamente en Colombia, sino en el mundo, para dar a conocer lo que pasa por estas ciudades. En el tema pedagógico, buscamos que mediante esta alianza los artistas nacionales e internacionales que nos visitan puedan crear un intercambio y de verdad establecer unos lazos fuertes entre músicos, público y las instituciones que se vinculan para apoyar o como aliadas, y que de alguna manera sea también una plataforma de posicionamiento de marca de las empresas que están decididas a apostarle a la cultura. Y en el tema artístico nos ha permitido visibilizar mucho más el producto colombiano. Hay unas alianzas que se han establecido con las embajadas de diferentes países y que precisamente en este mutuo dar, mutuo apoyo y mutua colaboración, se logra que este intercambio trascienda las fronteras, es decir, que nuestros músicos puedan visitar otros países invitados a diferentes festivales del mundo, pero así mismo que Colombia sea un escenario para los músicos a nivel internacional.

BEATRIZ MONSALVE

Juan Carlos Garay nos cuenta de qué manera se cubre un evento relacionado con el Jazz y cuáles son los medios musicales de su preferencia

Juan Carlos Garay Periodismo Cultural
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Citando a Juan Gossaín, Juan Carlos Garay afirma cómo el trabajo entre periodistas musicales se esboza de manera colaborativa “Uno a los colegas no los lee, sino que los espía”, responde.

Los periodistas musicales no viven solo de reproducir canciones, investigar o leer sobre los artistas del momento y de su preferencia. Especialmente el diferencial del Jazz tiene un aire propio, y me pregunto cómo se relaciona un periodista especializado en este género con estos matices; con los saxofones, con los eventos en vivo, con el aire que respiran sus aficionados al momento de unirse bajo el mismo propósito: ver, sentir, saborear y escuchar Jazz.

MEDIOS MUSICALES
ACADEMIAS

Javier Pérez Sandoval: Discursos del Jazz desde la Academia.

Compositor y guitarrista bogotano. Nominado a los Premios Latin Grammy y a los Independent Music Awards por su producción Carrera Quinta Big Band, en la cual participó como Productor, Compositor, Arreglista y Guitarrista. Javier Pérez Sandoval ha sido Ganador de premios de composición e investigación por parte del Ministerio de Cultura y el Instituto Distrital de las Artes (IDARTES). Miembro votante de Laras (Latin Grammy) Director del programa de Maestría en Músicas Colombianas de la Universidad El Bosque. 

La música desde la academia, el Jazz desde las aulas; pasamos de ver el género como rebelión para observarlo con detenimiento; como una pedagogía, como una ejecución metódica que, desde la disciplina, los ensambles y los conciertos de grado pasan ocupar la mayor parte del canon de esta música. Javier Pérez, director de múltiples ensambles y guitarrista nato con 12 años de experiencia desde las aulas, logra hablar de producción, conexión y distintos requisitos de los pensum de las carreras universitarias y sentar las bases de lo qué un músico de Jazz necesita para sumergirse en estas texturas sonoras.

Desde su perspectiva ¿Cómo ha ido cambiando el Jazz desde la academia en los últimos años?

Javier Pérez:
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¿Cómo se organiza la gestión de eventos y de otro tipo en torno a una carrera en torno al Jazz? Es decir ensambles, conciertos de grado, entre otros.

Javier Pérez:
00:00 / 01:00

¿Cómo se gestiona la enseñanza del Jazz dentro de universidades o institutos de música? ¿Hay alguna particularidad que lo diferencie de otro género en cuanto a enseñanza?

Javier Pérez:
00:00 / 02:32

Para terminar ¿Cómo ve el futuro del Jazz con las nuevas tecnologías que se han implementado en la música?

Javier Pérez:
00:00 / 07:37
ELEMENTAL
ANECDOTAS

Jaime Monsalve nos cuenta una anécdota en torno al Jazz

Tras haber cubierto el género del Jazz en distintas aristas, habiendo escrito guiones, documentales e incluso libros sobre su pasión por esta vertiente musical. Jaime Monsalve tiene una voz autoritaria en cuanto a miradas sobre el Jazz colombiano nos referimos, discursos, hibridaciones, etc. Monsalve ha modulado todas estas atmósferas a través de los géneros periodísticos y de un exhaustivo cubrimiento en su programa ‘La Onda Sonora’, programa que dirige con su amigo y colega Juan Carlos Garay. Tras todas estas experiencias, le pregunté a Monsalve por una anécdota que recuerde con emoción sobre sus años de oficio relacionada con el Jazz, una que se haya impregnado en su memoria para narrar con emoción en un audio que les presentamos a continuación.

Anécdotas del Jazz
00:00 / 04:23
DATOS CURIOSOS

A través de 8 canciones cuya atmósfera sonora envuelve en su totalidad no solo al melómano amante del Jazz, sino a un público, a una cultura referente de migraciones, a un sonido mutante, un espectro sin fin. 

 

Estas piezas ilustran el tácito flujo de la música colombiana a través de los sonidos de las trompetas, percusión, contrabajo y voces que salen del más profundo rincón del alma.

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